sábado, 28 de noviembre de 2009

"Puede ser que el puente entre la liberación gay y la liberación heterosexual se encuentre en el reconocimiento de la ternura masculina". Allen Ginsberg.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Presentan en la Asamblea propuesta para bodas gay.


En caso de ser aprobada, se abren las puertas para que puedan adoptar hijos.

Luis Velázquez
Milenio.com
26 de noviembre de 2009
http://www.milenio.com/node/328664

Ciudad de México.- En la Asamblea Legislativa, el PRD presentó la iniciativa de reformas al Código Civil y de Procedimientos Civiles del Distrito Federal con lo cual se busca legalizar los matrimonios entre homosexuales.

Pese a que los perredistas no lo proponen, en caso de que estas reformas prosperen las parejas gay tendrán derecho a adoptar hijos.

Lo anterior, debido a que en su proyecto de ley el PRD no prevé algún candado o modificación al Código Civil del DF en materia de adopción.

El Código Civil local establece en su artículo 391 que “los cónyuges o concubinos podrán adoptar, cuando los dos estén conformes en considerar al adoptado como hijo y aunque sólo uno de ellos cumpla el requisito de la edad a que se refiere el artículo anterior, pero siempre y cuando la diferencia de edad entre cualquiera de los adoptantes y el adoptado sea de diecisiete años cuando menos”.

En la reforma presentada ante el pleno de la ALDF, se plantea la modificación a los artículos 146, 237, 291 bis, 294 y 724, así como al 216 y 942 del Código de Procedimientos Civiles del DF.

En los cambios al artículo 146 se establece que el matrimonio es la unión libre “de dos personas” para realizar la comunidad de vida, donde ambos se procuren respeto, igualdad y ayuda mutua.

El artículo 291 bis se modifica para que “las concubinas y concubinarios tienen derechos y obligaciones recíprocos, siempre que sin impedimentos legales para contraer matrimonio, han vivido en común en forma constante y permanente por un periodo mínimo de dos años que procedan inmediatamente a la generación de derechos y obligaciones a las que elude este articulado”.

La presentación de la reforma estuvo a punto de posponerse, debido a que el diputado priista Emiliano Aguilar ordenó cancelar la sesión por falta de quórum.

Sin embargo, luego de una reunión entre los integrantes de la Comisión de Gobierno de la ALDF, Aguilar, quien había advertido categóricamente que no la reanudaría, volvió al pleno para reiniciar la sesión.

La iniciativa fue respaldada por 31 de los 34 legisladores perredistas, ya que los integrantes de corriente Nueva Izquierda, Horacio Martínez, Carlos Morales y Patricia Razo no otorgaron su firma.

Al PRD se sumó el PT, empero los priistas, quienes en principio habían firmado la iniciativa se retractaron de última hora.

PVEM y PAN rechazaron la iniciativa rotundamente, bajo el argumento de que al permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo se les abre la puerta a la adopción, lo cual atenta contra la familia.

Provocación priista.

Previó a la presentación de la iniciativa de bodas gay, en las curules apareció una propaganda con la imagen de hombres y mujeres dedicados a la prostitución.

“¿Legislador te gustaría que tus hijos terminen así?… No promuevas la homosexualidad”, advertía el volante.

De inmediato, David Razú, presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la ALDF, acusó al priista Emiliano Aguilar de ser el autor de la protesta.

El apoyo

Luis González Placencia, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del DF, respaldó la iniciativa de matrimonio libre que presentó el PRD.
La iniciativa fue turnada a las comisiones unidas de Administración y Procuración de Justicia, Derechos Humanos, Equidad y Género, Población y Desarrollo y Normatividad Legislativa, Estudios y Prácticas Parlamentarias.

En la cuarta legislatura la ALDF se aprobó la creación de la Ley de Sociedades en Convivencia, que permite la unión entre parejas del mismo sexo. Posteriormente, el extinto PSD y el PRD propusieron las bodas gays.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Matrimonio gay y ética pública


MARTA LAMAS

Publicado en Proceso.com.mx http://www.proceso.com.mx/opinion_articulo.php?articulo=74062

En octubre pasado algunos representantes de la comunidad LGBT presentaron a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal un proyecto para reformar diversas disposiciones del Código Civil y del Código de Procedimientos Civiles con el fin de instaurar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Dado que en el DF ya existen las sociedades de convivencia, que reconocen contratos de unión y responsabilidad entre personas del mismo sexo, ¿por qué entonces exigir la figura de matrimonio civil? Hace años, cuando la demanda cobró actualidad política en Europa, la revista británica The Economist señaló el quid del asunto: se trata de una exigencia de igualdad ciudadana (6 de enero, 1996). Sí, en el fondo la cuestión es el reconocimiento de lesbianas y homosexuales como ciudadanos con iguales derechos que las personas heterosexuales, incluyendo el derecho de formar una familia.
¿Por qué se oponen los conservadores? Porque no es “natural”, porque va contra el dogma católico y porque, como expresó el diputado Eguren Cornejo, del PAN, “¿qué garantía de vida normal podemos dar a una persona cuando dos personas del mismo sexo lo quieren adoptar, si hoy en día tenemos problemas de familias disfuncionales aun siendo heterosexuales?” (La Jornada, 11 de noviembre). La lógica no es el fuerte del diputado. Así como la heterosexualidad en sí misma no es garantía de funcionalidad familiar, de igual manera la homosexualidad tampoco es garantía de disfuncionalidad. Psicoanalistas con una práctica clínica con familias homoparentales descartan que el supuesto daño psicológico que las criaturas podrían sufrir si se crían en ese tipo de hogar sea mayor que el que podrían padecer en una familia de padres heterosexuales. Además, pensar que la orientación sexual paterna y materna garantiza la salud mental es, precisamente, desdeñar muy convenientemente el hecho innegable de que las familias con padres y madres heterosexuales han estado produciendo de manera sostenida psicóticos, criminales y personas con todo tipo de trastornos de la conducta.
La comunidad LGBT exige igualdad ciudadana, y con ella el derecho a formar una familia, con hijos propios (con reproducción asistida) o adoptados. En el debate sobre la posibilidad de que lesbianas y gays adopten hijos vale la pena recordar el escándalo que se dio anteriormente en relación a las familias monoparentales, las recompuestas y las “artificiales” (a partir de las nuevas tecnologías reproductivas). También entonces los conservadores pusieron el grito en el cielo y lanzaron sombrías predicciones sobre los efectos negativos que iban a tener dichos arreglos familiares en las inocentes criaturas. Hoy, pese a tan tétricos augurios, estas familias han demostrando que de madres solas o de padres divorciados no necesariamente resultan personas delincuentes o anormales.
Las posiciones conservadoras se aferran a una creencia sobre lo “anti-natural” de la homosexualidad y olvidan que justamente la antropología y la historia han comprobado la “naturalidad” de las prácticas homosexuales en todas las sociedades a lo largo de la historia. También ignoran los planteamientos psicoanalíticos sobre la bisexualidad innata de la libido. Pero, sobre todo, desconocen que en una democracia laica y pluralista (como intenta ser la mexicana) no es válido fijar un imperativo ético único a partir de creencias religiosas que postulan un supuesto orden “natural”.
El matrimonio civil de personas del mismo sexo no vulnera los derechos de terceros. Es probable que quienes siguen concibiendo a lesbianas y gays como personas degeneradas o enfermas se nieguen a aceptarlo. Pero asociar la homosexualidad a patología o depravación es ignorancia, fanatismo o mala fe. Un ejemplo de las aberraciones discursivas de la derecha para oponerse al justo reclamo de lesbianas y homosexuales de ser tratados igualitariamente es la frase que soltó el diputado Eguren Cornejo, del PAN: “¿Queremos convertir al DF en la jaula de las locas?”. No, diputado, queremos que siga siendo la ciudad más avanzada del país en materia de derechos humanos.
El exabrupto homofóbico del panista es un indicador de la resistencia que habrá en la Asamblea. Habrá que trabajar para que la sociedad escuche una postura informada científicamente sobre la cuestión. ¿Preocupa el desarrollo psíquico de las criaturas en familias homoparentales? Que se difunda el estado de la investigación sobre el tema, que se hagan foros con especialistas, que se consulte con España, Canadá, Suecia o algún otro de los países que ya han borrado la referencia al sexo en los contratos matrimoniales, lo cual permite que se casen personas del mismo sexo.
El tema del matrimonio gay es el de la igualdad ciudadana. Se equivoca el panista cuando dice que “el PRD busca destruir a la familia como institución básica de la sociedad”. Al contrario, al ser congruente con una ética pública laica y una política antidiscriminatoria, el PRD defiende la postura consistente en que todos los ciudadanos, independientemente de su orientación sexual, tienen el mismo derecho a constituir una familia. Así, el PRD ensancha el sentido exclusivista de la familia tradicional. Veremos hasta dónde dicha ampliación es comprendida por los otros partidos en la ALDF.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Ser Gay no es un partido.


Antes que nada, aclaro: YO NO SOY PANISTA. Lo digo porque muchos seguramente van a alzar la ceja porque ahora esté criticando a la izquierda, y seguro me tacharán de panista. Y es que muchas veces nos resulta extraño encontrar gays panistas. O republicanos. O de un partido de derecha en cualquier parte del mundo. Y es que, tradicionalmente, la derecha ha sido la super enemiga de cualquier cosa que no siga los dogmas de la iglesia y la moral, y por supuesto ha sido la que ha propuesto quemarnos en leña verde a todos, o cuando menos, recluirnos en alguna isla tipo la de "Lost", claro, sin el bombón de Sawyer.

Además, hay que tomar en cuenta que, siguiendo el estereotipo que nos endilgan los bugas, todos los gays somos "super cultos y educados", nos encanta el arte y somos bastante vanguardistas (si conocen a uno así, ¡preséntenmelo!), y la derecha siempre ha sido, al menos en percepción, enemiga de la cultura. Recordemos el desastre que fue la cultura con Fox, Marthita y su comadre Sari, aunque allí la cosa no era que Fox, Martha y Sari fueran panistas: eran simplemente brutos. Por su parte, al menos en percepción también, la izquierda está mucho más abierta a nuevas corrientes culturales, lucha por la educación, y celebra y protege al arte.

¿Será?

Si bien es cierto que los avances en cuanto a derechos LGBT han venido siempre, o casi siempre, de grupos liberales medio izquierdosos, la verdad es que, viendo las cosas con un poquito más de atención, me resultaría casi igual de extraño e incongruente un gay que se identificara con la izquierda, así sin pensar, nomás porque, aparentemente, ser gay significa, en automático, que tienes que ser de izquierda.

¿Por qué me resultaría extraño? Bueno, porque así como Franco y Pinochet (derechosos a morir) mataban homosexuales (y a quien se les pusiera enfrente), regímenes de izquierda como los de la extinta URSS, y las actuales China, Corea del Norte y Cuba, no son mucho más compasivos, y parece que se están echando unas competencias para ver quién es peor de perro con las "locas" (o con quien se les ponga enfrente).

Y para muestra, un botón: esta semana se condenó a entre dos y tres años de prisión a seis homosexuales cubanos, bajo una ley que se llama "Ley de Peligrosidad Preventiva", la cual le permite al gobierno cubano (como si tuviera que pedir permiso para algo) meterte al tambo por los delitos que "pudieras cometer en el futuro". O sea que los jueces cubanos, además de revolucionarios son videntes mucho mejores que Misada, y saben que, aunque ahora no mates ni una mosca, en un futuro te vas a convertir en el Mochaorejas. ¿No los podrían invitar a analizar a nuestros super políticos? Nos hubiéramos librado de Echeverría, López Portillo, Salinas, Fox, Bejarano y señora, Mario Villanueva, Fernández de Ceballos, Monreal, López Obrador, Fernández Noroña, etc...

Claro, la cosa no es tan fácil. Hay que ver los terroríficos antecedentes de los condenados: dejando aparte el que sean gays (que en realidad es el fondo del asunto), dos fueron considerados peligrosos porque ejercían como costureros "sin permiso del estado". Los otros, por "relacionarse con extranjeros". Hummm... Peligrosísimo eso, ¿no?

En fin. Esa es la Cuba de hoy. Y ese es el régimen que inspira loas y homenajes entre la izquierda mexicana. Pero resulta que, por ser gay, tengo que apoyar a la izquierda, ¿no? Porque soy bien "progre", liberal, culto y revolucionario. ¿En serio?

Yo nada más digo que espero que un día la izquierda mexicana quite los ojos de borrego embelesado con las izquierdas totalitarias de Cuba y Venezuela, y los voltee hacia las izquierdas progresistas de Brasil y Chile (por poner dos ejemplos), los dos países con la economía más sana de toda América Latina (ya hay propuestas internacionales para "sacarlos" del Tercer Mundo). Entonces podré sentirme identificado con la izquierda. Y no por ser gay, sino por ser mexicano.